Wednesday, September 06, 2006

Mi Mundo Ilustrado

Este es el mundo que he creado, el que nace de mis laberintos, el que surge sin aviso, el que se da vida propia y después exige explicación mientras se sigue construyendo. Este es el mundo que anhela mi inmenso inconciente, el mar profundo que se desborda cuando menos me lo espero y nace de las hojas, lápices y plumas que mis manos albergan. Este es un mundo.




















6 comments:

m-h said...

Cuando las cosas que nacen del corazón se ponen sobre un papel, se les traza con pasión y se les tiñe de fe, entonces nos da lo que podemos ver en cada una de tus ilustraciones: la belleza de la vida en un momento de amor.
Te amo. Gum

Vlad Steven said...

Oye Azul, pues felicidadez por tu espacio y los trabajos y las fotos están padres.
Att Steve

Vlad Steven said...

PD 1. Y las fotos con la vaca??? No seas malita y mándamelas por mail.

Alex said...

Hola Azul, me agrada que tengas este espacio en el cual puedas compartir un poco de ti con todos los que deambulamos en esta cibernetica red, felicitaciones por tu trabajo, esta chido!
Besos

Vlad Steven said...

Pues la "buena foto" tubo que ser obtenida por una buena fotógrafa. Gracias por la imágen. Ya le puse la referencia. Disculpa que lo haya omitido.

victor.light.and.dark@hotmail.com said...

Azul, mi dulce niña;
Te invoco desde lo más profundo de mi alma
Te espero cada día, mi sol, mi luz, mi agonía.
Azul, dónde estarás
¿me dejas darte un beso en la mejilla?

Te miro distante, entre circuitos, entre cables, y foquitos
en la intrincada red de historias y mercados y canciones;
desde ahí navego hasta tu red, hasta tus ojos.
Me gustaría poder sentirte, reírme, y tocar tus pies bonitos.

Acércate, Azulita; extiende hacia mi tus brazos;
no pienses que alucino, no pienses que el destino
se acerca silencioso para sacar partido;
sólo es un abrazo, una sonrisa, un lazo
Tú misma dijiste, “el tiempo tiene su ritmo”.

El mensaje en la botella, en su versión moderna,
Se acerca a su extinción, a su último latido.
Un poema, una canción por vez,
cuando el último espacio se haya consumido...
Azul, amiga, tiéndeme un arnés.


Si he de conocer tu voz, Azul, podré saber tu tono,
descubrir a la sirena, tararear su canto.
Si he de acariciar tu pelo, podré percibir su aroma,
y tu piel, y tus alas y tu luz serán tan reales,
como jamás imaginé cualquier encanto.

Víctor